Por Sara Guerra
Al fin se posesiona Obama, imposible para las firmas encuestadoras ofrecer mejores guarismos, sigue desbordante cual Sprite y en ascenso. Serán acaso los medios los que nos prefabrican su imagen? O la pregunta más bien es, en qué porcentaje?
Por ejemplo, sabemos que como candidato, Barack Obama prometió muchas transformaciones, pero a los de afuera nos interesan más las externas en cuanto a política internacional y siempre se nos vendió la imagen de un Obama menos contencioso que Bush, e incluso de bajo perfil en materia de relaciones internacionales, de ahí que la primera sorpresa que nos trajo es una modificación en el discurso que dejó boquiabiertos a varios, con el sugerente silencio frente al bombardeo de Gaza, al mejor estilo de su antecesor, es decir, es posible que lo que llegó a la Casa Blanca sólo sea un bálsamo innovador, una nueva percepción de las relaciones internacionales, pero no un cambio sustancial. Tal vez lo del cambio radical sea un asunto de los medios y no de verdadera directriz política.
Como consentido de los medios y hasta de Hollywood, el nuevo Presidente puede obrar milagros con los niveles de aceptación y tolerancia a sus decisiones, carisma del que careció Bush, quien tuvo en poco el ser percibido de mala manera, falencia que será corregida en este mandato, para poder maniobrar con verdadero tacto las complejas relaciones de Estados Unidos con los demás países.
Hemos apreciado que su prioridad es sólo la crisis financiera de su país, pero simultáneamente con bajo perfil también aprovecha que sus enemigos están vacilantes de desconcierto para posicionarse con más inteligencia que fuerza en el complejo escenario mundial. En absoluto hace a un lado sus intereses y los de su país, para eso fue elegido. Hecho que ya fue advertido en Oriente Medio con lo sucedido en Gaza y en Latinoamérica con más de un populista que vociferó a favor del diálogo y se quedó con la palabra en la boca y la mano extendida. Hasta en Colombia revolvieron el avispero varios manzanillos y no hubo otra opción que quedarse juiciosos y calladitos. Sueñan todos aquellos que imaginan un resentido con lenguaje ambiguo, un demócrata no es un izquierdista suramericano, Barack Obama afianzará las agallas y el pragmatismo que le permitieron llegar donde está.
De modo que el trabajo de los medios ha sido impecable, su asesor de imagen fue bien escogido: Ya tan profundo cala la imagen de Barack Obama en la conciencia colectiva que no tardó Morales en decir que él era el Obama de Bolivia, lo cual no es raro viniendo de un chavista, pero incluso Bachelet, siempre tan discreta, mencionó que ella era la de Chile, sin contar que en España se rebaten el uno al otro por comparar sus actuaciones políticas con las del nuevo Presidente.
Se le fabricó la imagen de celebridad que tanto aman los gringos, lo que no es odioso, no está nada mal, no le resta seriedad, más bien le genera un colchón de gracia y afecto que le endosa un respaldo único y aplastante sea cual fuere la gestión que emprenda. Sin levantar un solo dedo, Obama alborota al mundo entero con abdominales marcados, con la raza de su nuevo perro o si se va la luz en su casa. En España cambian nombres de calles y murales en evidente desdén al recuerdo de Primo de Rivera por el suyo y por si nos parece poco, es un nuevo miembro de pesebres al cual se tributa incienso y mirra en Perú.
Nunca desdeñemos los medios de comunicación, ellos hicieron otro gran milagro: El Presidente electo ya casi alcanza en furor en ventas al magnate cósmico de las t-shirts, al hasta ahora imbatible Che Guevara, quien al igual que sus copartidarios no pudo materializar La Utopía, frente al Presidente de los EU que sí pudo realizar el American Dream, lo que se constituye en una ventaja insalvable. Por lo que frente a Barack, quien hizo un best seller de su autobiografía, Guevara terminaría siendo tan solo un accionista minoritario del que otros escriben.
Y lo más curioso es que aún no gobierna :)
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